Noguchi la definió definitiva y simplemente: “ki grato” […] Ideada también por Noguchi, se realiza, al igual que Katsugen, prestando sencillamente atención a nuestra CVP para recuperar y cultivar su sensibilidad natural, con la diferencia de hacerlo a través de las manos (que son unas herramientas directas del cerebro). Se ejerce de cara a nosotros mismos y también a los demás, siempre bajo esta actitud:
Aprender de lo que se siente a través de este acto, sin intentar nada más que afinar este aprendizaje.
La sola prestación de atención y tiempo-espera de esta atención-escucha nos ayuda a desarrollar el aprendizaje sobre la sensibilidad instintiva de las manos.
La práctica de yuki se complementa y se ayuda con la de katsugen.